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Las enfermedades relacionadas con hábitos alimentarios inadecuados continúan creciendo en todo el mundo, esto hace que estemos cada vez más preocupados por nuestra propia salud a través de los alimentos que consumimos.
Cuando hablamos de comer sano, más que de una tendencia, estamos refiriéndonos a una evolución. El deseo de mantener una alimentación saludable se ha mantenido en la mente del consumidor con mayor o menor fuerza: Sin embargo, lo que éste entiende por alimentación saludable se ha modificado a medida que ha ido aprendiendo y más aún hoy en día con la aparición de consumidor superinformado. Un dato, según Food Navigatiorsólo el 34% de las personas considera que tiene una dieta saludable, aunque el porcentaje ha aumentado en un 5% en el último año.
De hecho, según la revista Quality Assurance and Food Safety, son los milennialslos que traen una nueva concepción de alimentación saludable basada en la simplicidad, tanto en los alimentos en sí como en los métodos de preparación, lo que dibuja una tendencia significativa hacia los productos frescos que luego ellos mismos cocinan.
Por otro lado, los Baby Boomer, más centrados en los snacks y comidas preparadas, buscan que estos sean al mismo tiempo alimentos nutritivos ricos en proteínas, fibra, Omega 3… . Según Sally Lyons Waytt, vicepresidenta ejecutiva de IRI, aunque por regla general, los consumidores se muestran más indulgentes con las cualidades nutricionales de los snacks priorizando el sabor, los snaks saludables van ganando terreno y señala, que el 48% de los consumidores prefieren snacks naturales y el 27% de los consumidores comen más snacks orgánicos que hace un año.
El informe de Grocery Eye 2015 realizado a más de 2.000 consumidores, reveló que estos asociaban recortar el contenido de azúcar en sus comidas con una alimentación más saludable que con hacer dieta para adelgazar, mientras que los que quieren perder peso reducen el contenido en calorías y grasa.
El informe indica también que en la compra de alimentos “sanos”, un tercio de los encuestados tenían en cuenta el contenido en grasas como el indicador más importante, seguidos del contenido en azúcares (22%) y las calorías un (20%), incluso el 33% de los encuestados indicó que la responsabilidad de que su alimentación fuera más saludable dependía en gran manera de que los fabricantes reduzcan el contenido de grasa, sal y azúcar en sus productos.
En el estudio anual realizado por Ingredion a nivel global se preguntó a los encuestados sobre la importancia que le daban a estar familiarizados con los ingredientes de sus alimentos , el resultado fue que hasta el 80% de los consumidores encuestados pensaban que era importante reconocer los ingredientes que aparecen en el etiquetado de su comida y bebida y aprecian de igual manera que la lista de estos ingredientes sea corta y simple.
En ese mismo estudio descubrieron, que los reclamos publicitarios más atractivos para los consumidores a nivel mundial son “todo natural” “sin ingredientes artificiales” y “bajo o reducido contenido en grasa/azucar/sal”.
El consumidor quiere conocer el contenido nutricional de sus comidas carbohidratos, grasas, proteínas y calorías de los alimentos en el plato, no sólo en las etiquetas y packaging sino que incluso utiliza aplicaciones TIC que le ayudan a ello.
La consultora Nielsen en su estudio Global New Product Innovation Survey apunta que la asequibilidad es la principal causa por la que los consumidores se deciden a probar nuevos productos. Presumiblemente podemos suponer, que el cambio de hábitos alimentarios pasa por potenciar los alimentos más saludables a través del precio.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) está totalmente de acuerdo con este planteamiento y así lo han expresado recientemente. La OMS asegura que los científicos han conseguido demostrar que las políticas de precios aplicadas a la alimentación afecta al tipo y cantidad de alimentos que el consumidor compra.
Nuestra experiencia en AINIA nos confirma todas estas tendencias. El desarrollo de alimentos procesados con técnicas de conservación menos invasivas que preserven mejor sus nutrientes; así como la incorporación de nuevos compuestos, analizando su biodisponibilidad y asegurando que sus principios activos incorporados al producto llegan al organismo, son líneas en las que frecuentemente ayudamos a las empresas en el desarrollo de su negocio. También observamos una demanda creciente de desarollo de productos alineados a segmentos de población específicos, y la preocupación por las “etiquetas limpias”.
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